
También me acuerdo como si fuese ayer la envidia cochina que sentí cuando esas amigas se fueron meses más tarde al Bernabeu a ver al cántabro y a mí no me llevó nadie.Mis padres pensaron que era una moda pasajera y que no quería ir de verdad.Se equivocaban.Diez años después iría sin pensarlo a ese concierto.Porque era nuestro primer talent show y porque los concursantes habían despertado en mí y en mucha otra gente algo que estaba dormido. Gracias a ellos volvimos a ver Eurovisión con ilusión, volvimos a emocionarnos y a comprar discos.Los convertimos en números uno.Supongo que les cumplimos un sueño.
Ha pasado el tiempo, y la gallina de los huevos de oro ha sido sobreexplotada.Infinidad de programas de búsqueda de talentos han quemado la ilusión de los espectadores y al mercado discográfico. Son ya muchos los aspirantes a cantante que se han exhibido ante la audiencia intentando ser alguien.Agotando su oportunidad para cumplir su meta.Y son muchos, si no todos, los que han caído en el olvido.
No es fácil crear un ídolo, no es fácil hacer que la gente se emocione, se apasione por alguien.

Incluso de ese grupo de jóvenes que en su día llenaron el Bernabeu, hoy hay muchos de los que ni nos acordamos.Solo unos pocos, los más afotunados, o los más talentoso, siguen ahí.Algunos han llegado a ser grandes, verdaderos números unos, otros menos.

Y el cántabro simpático, está en el grupo de los afortunados.Con sus altibajos, al final parece que ha conseguido mantenerse y aguantar.Diez años, que no son pocos. Y ahora le podemos en un nuevo programa de esos que buscan números 1.Hace de jurado, intenta encontrar eso que no sé muy bien que es que hará de alguno de los nuevos aspirantes a estrella un número 1.
Lo siento, ninguno me parece que vaya a llegar nada.Cantan bien, muy bien, tampoco vamos a negárselo.Pero al verles en el escenario, de verdad que no puedo evitar sentir pena por ellos.Porque sé que la mayoría, si no todos, incluso el que gane el concurso, van a volverse a casa , con una bonita experiencia.Y ya.
Puede que esos chicos que un día hace diez años llenaron en Bernabeu no fueran los mejores cantantes.Desde luego que no.Pero estuvieron en el lugar adecuado en el momento adecuado.Tuvieron mucha mucha suerte.Y aun así, la mayoría no han aguantado el paso de los años.
Qué les esperará a estos nuevos concursantes de El Número 1, con unos espectadores hartos de estrellas estrelladas.No se les puede negar que tienen el valor de intentarlo.De gastar todas sus ganas en intentar convencernos.
Pero como ya he dicho, ser cantante es muy dicifil, y tener éxito es casi imposible.Es un misterio.Puedes gastarte todo el dinero del mundo en un programa con luces y colores y jurados famosos que luego llega un tal Pablo de Málaga y revienta las listas de ventas.Y no tiene una explicación.Pasa y punto.
Es talento, es suerte, es inteligencia, es pasión. Es un brillo especial.Y yo con toda la pena del mundo y con todo el respeto que se merece alguien que lucha por sus sueños y se expone por ello, creo que ninguno de los concursantes de El número 1 lo tiene.Ójala me equivoque.
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