Quedan pocas horas para que llegue la noche más especial del año.Aquella en la que por unos instantes estamos en dos sitios a la vez, en dos momentos a la vez, entre dos décadas en este caso.
Es sin duda mi tradición favorita, reunirse delante de la televisión y contar los segundos para que baje el carrillón del reloj de la puerta del Sol de Madrid.Todos los años, los presentadores de turno nos explican que primero vienen los cuartos y luego las campanadas por si alguien todavía es un no iniciado en esta tradición.Pero aun así, yo me emociono, me pongo nerviosa y me estreso,me lo tomo muy en serio que le vamos a hacer.
Ya llevo varios años utilzando ese momento mágico en el que estamos en dos sitios a la vez para pedir un deseo porque creo que es el momento más adecuado del año.Y hay que tenerlo pensado de antes, porque a veces el estar apunto de ahogarse por tener doce uvas en la boca no es el mejor momento para ponerse a pensar en un deseo.Tampoco hay que exagerar con el deseo, porque el momento es mágico , pero no tanto.Aunque quizás este año, por cambiar de década, la suerte, el destino o lo que sea es más espléndido y nos lo concede mejor, o más rápido .Yo desde aquí os animo a pedirlo.Solo hay que hacerlo con ganas y con ilusión, y en el momento justo, a las 12 en punto.Yo por mi parte os digo que a veces se cumplen.Por probar nada se pierde y yo desde luego ya tengo pensado mi deseo.
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