Y nosotros nos enamoramos. Porque por muy chungas que vayan las cosas, siempre nos quedará el amor. O París, en este caso. Porque en Casablanca ya lo pasaban mal los pobres, y seguían queriéndose. Pues eso, hagamos todo lo posible para que aunque el mundo se nos desquebraje sin pedir permirso, a nosotros nos queden ganas de enamorarnos.
Imagen de Casablanca
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