martes, 12 de febrero de 2013

Y decirte alguna estupidez...

                                 

No podemos escaparnos, San Valentín está aquí. Se nota en el ambiente, en los escaparates de las tiendas, en las canciones de al radio, en las películas de la tele, en nuestro calendario. Brillando con fuerza para los que esperan sorprender o ser sorprendidos ese día, triste y gris, para los que quieren que pase lo más rápido posible, invisible para los que lo ignoran por completo. Nos guste o no, el 14 de febrero ha sido declarado el día de los Enamorados. El día perfecto para gritarle al mundo el amor por los demás. Que sí, que se lo han inventado los centros comerciales, para que compremos anillos y corbatas, con ayuda de los restaurantes que llenan sus libros de reserva. Que sí, que no hace falta marcar un día en el calendario para decirle a alguien lo mucho que le queremos. Que sí, tampoco pasa nada si ese día no se tiene pareja. Todo eso está muy bien, pero a nadie le amarga un dulce, y en este mundo en el que vivimos de rituales prefabricados, tampoco le hace daño a nadie un día dedicado al amor. Al fin y al cabo, que es la Navidad, si no una fecha inventada que coincidía con con solsticio de invierno. Pues eso, que por un día al año, podemos podernos tiernos. Y para ellos hacemos una selección de lo más pasteloso para ir a tono con la fecha:

Una película:


El Diario de Noa. La reina de las pasteladas por excelencia. Basada en un libro de Nicholas Sparks la película cuenta la historia de Noah y Allie, una pareja separada por muchos inconvenientes. ¿Conseguirán ser felices y comer perdices?

Una canción:



Something Stupid. Frank Sinatra y Nancy Sinatra.  Porque ya es mítica la frase de "And then and I go and spoilt it all bt saying something stupid like I love you" (Y voy y lo arruino todo por decir alguna estupidez como te quiero).

Un libro:

 
El amor en los tiempos del cólera. Gabriel García Márquez. Porque a veces "los síntomas del amor son los mismos que los del cólera". Una preciosa historia del amor que puede durar una vida.

Una comida:


Cupckaes. No hay nada más edulcorado que estás magdalenas coloreadas de brillantes cremas de colores y presentadas a cual más cursi. Toda una moda.

Un lugar:

Ni París ni Venecia. El Ponte Milvio de Roma es el sitio más romántico del mundo. Popularizado gracias a los libros de Federico Moccia, con sus cientos y cientos de cadandos sobre el río Tiver, proclama un amor bajo llave.


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