viernes, 16 de marzo de 2012

Irse de au pair II.Una vez allí.

Supongamos que has tenido suerte, te has liado la manta a la cabeza y te has ido por fin a vivir esa experiencia que es ser au pair. Ya has despedido tu antigua vida, junto con tus seres más queridos y te dispones a conocer la nueva vida que te espera.

Lo primero de todo es no dejarse llevar por el pánico antes de conocer a la familia. Posiblemente estén tan inquietos como tú y ambos tengais muchas ganas de descubrir que habéis acertado a la hora de elegiros.
Elemento básico del que te deberás hacer acompañar durante los primeros días y posiblemente durante toda tu estancia: Una sonrisa. Cuando las palabras a veces no sirven , en este caso porque no se comparte el mismo idioma o porque uno no está seguro de expresarse bien, una sonrisa habla por nosotros y nuestras buenas intenciones.

Posiblemente al llegar te hagan muchas preguntas y quieran conocerte un poco mejor. No te agobies y responde con naturalidad. Aprovecha tú también para conocer las costumbres y aficiones de la familia mientras vas tanteándolos un poco.
No te quedes callada. En muchas ocasiones la timidez es nuestra peor enemiga porque se puede confundir con desprecio o antipatía. Intenta vencer el hecho de que te encuentras delante de unos extraños y habla con ellos y si no os entendeis muy bien hablando, comunícate como sea, gestos o sonidos.

Al llegar a la casa. Si no se cumplen tus expectativas respecto al sitio no lo dejes evidenciar. Acabas de llegar y no es el momento de empezar a discutir o de empezar a pedir. Ya tendrás tiempo de pedir una televisión o más sitio en los armarios.
Los primeros días es importante que seas amable y te intentes adaptar a todo lo más rápido posible, eso ayudará a que la familia te coja más confianza.

Presentaciones. Los primeros días aparte de a la familia posiblemente conocerás a mucha más gente. Familia, amigos,compañeros de colegio, vecinos. Es muy importante ser amable con ellos también, asi que despliega tu encanto y contesta con igual entusiasmo a las mismas preguntas una y otra vez. Que el entorno de la familia tenga una buena imagen de ti, solo puede beneficiarte.

La primera noche. Una vez superes esto lo demás vendrá rodado. Será la primera vez que seas consciente de que ya no estás en tu casa y que este será tu nuevo hogar durante un tiempo. No es un momento para nada deprimente, si no que más bien es emocionante y aunque te veas al borde de un abismo coje impulso para saltar porque al día siguiente comenzará de verdad tu aventura.

Primeros momentos con los niños. Con suerte, los niños estarán acostumbrados a otras au-pair o cuidadoras y entenderán que necesitas tu tiempo.Si no es así puede que se muestren enfadados, tímidos o que no te acepten en el peor de los casos, asique tendrás que ganártelos. Es importante que tengas una buena relación con ellos pero que también sepas imponer tu autoridad. Los niños traviesos son traviesos en cualquier idioma.

Adapatación a los horarios. En casi toda Europa los horarios son muy diferentes a España y quizás te cuesta asumir que por ejemplo se cena a las 7 y que las tiendas cierran a las 5.
Además si eres el prototipo de española no te irás a la cama hasta la media noche. Esto en Europa es muy tarde asique intenta explicarlo a la familia para que no piensen que eres una desfasada.

Adaptación a las comidas.Una de las ventajas de ser au pair es que podrás disfrutar de la gastronomía del lugar donde vivas. Comerás lo mismo que la familia y te tendrás que adaptar te guste o no. Sea como sea, deja ver que te gusta como cocinan y que aprecias que te dejen probar sus platos. Si en cambio la que cocinas eres tú, asegúrate de preguntar y de enterarte bien cuales son sus preferencias y qué les gusta aunque, seguro que les conquistas con las especialidades españolas.

Tiempo libre .Asegúrate de disfutar de tu tiempo libre.Una vez que estés instalada es el momento de conocer tu barrio y tu ciudad. Oriéntate, conoce las calles y los sitios de utilidad. Un cine, un supermercado, una cafetería...
Planea tus actividades aunque todavía no conozcas a nadie allí. No es el fin del mundo entrar a un bar y pedir algo sola o ir a museos sin acompañante. Tampoco hace falta que des detalles a la familia de todo lo que haces fuera de casa. Eso corresponde a tu intimidad, y unas horas alejada de la familia, sobre todo si no ha sido un gran día te ayudará a relajarte y a regresar con mucho mejor humor.

Los tiempos muertos. Si no tienes nada que hacer y estás en la casa aunque estés ya en tus horas libres aprovecha para compartir momentos con la familia y conoceros un poco mejor. Establecer una relación entre vosotros será importante por si alguna vez teneis que tratar temas importantes.

Lo último pero no menos importante. ¡Disfruta! Vive esta experiencia al máximo. Recuerda que en todos sitios, en tu casa también , se tienen días malos y que eso no impide seguir adelante y despertarse a la mañana siguiente con ganas de más. Con ilusión por vivir esta aventura.

El primer capítulo: Irse de au pair

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